Ajo: a la cabeza en innovación

Técnicos del INTA La Consulta, Mendoza, determinaron que es posible almacenarlo y comercializarlo durante los 12. El país segundo vendedor mundial.

El proyecto Ajo del INTA desarrolló un sistema de conservación para largo tránsito (SCA INTA) que permite combinar técnicas como el uso de antibrotantes y conservación en frío más la combinación con diversas variedades, para exportar este cultivo durante los 12 meses.
José Luis Burba, coordinador de este proyecto del INTA La Consulta, puntualizó que “existe un gran espacio para la exportación de ajos diferenciados durante todo el año. Este agronegocio en el país genera capitales por más de 100 millones de dólares”, y además destacó que “se podría casi duplicar ese valor si se redujeran las pérdidas por problemas de conservación y las exportaciones se extendieran”.
Aldo López, especialista del INTA La Consulta enumeró los puntos de esta técnica novedosa: “Combinación de pasos como conservación frigorífica, variedades e inhibidores de la brotación permiten mantener una oferta de exportación durante los 12 meses: como si recién estuviesen cosechados”.
El panorama es alentador para la exportación de ajos diferenciados durante todo el año debido a que la Argentina es el segundo país exportador de esta hortaliza del mundo, y el primero de “bulbos nobles de guarda”: preservarlos frescos hasta que la demanda eleve los precios.
Por esto, existe un gran espacio para la exportación de ajos diferenciados durante todo el año. La Argentina es el segundo país exportador de esta hortaliza del mundo, y el primero de “bulbos nobles de guarda”: preservarlos frescos hasta que la demanda eleve los precios.
En este contexto, la incorporación de tecnología junto con la mejora genética varietal permitirá incrementar la competitividad del cultivo, que en 2011 logró un incremento del 20% en la superficie cultivada, lo que equivale a unas 18 mil hectáreas repartidas, sobre todo, en Mendoza y San Juan.
Burba consideró que el ajo –por tratarse de un condimento semi perecedero– tiene un patrón de comportamiento comercial diferente a los alimentos. “Su demanda en el mercado no tiene grandes picos de consumo, debido a esto es importante ampliar la su oferta”.
Por su parte, López señaló que “el productor tiene que comprender la importancia de ampliar los meses de oferta del bulbo y apostar a invertir en cámaras de frío”. “El ajo se puede preservar hasta ocho meses –explicó López– de esta manera se almacenan hasta que los precios internacionales se eleven, situación que ocurre entre junio y octubre”.
Ajo por ajo, diente por diente
Ensayos sobre el comportamiento de las variedades respecto a su poder de conservación a temperatura ambiente demostraron que los ajos colorados y castaños poseen un índice de conservación a temperatura ambiente superior a los blancos y violetas y estos a su vez superior a los morados. Aunque las variedades colorados y castaños mostraron mayor resistencia al almacenamiento frigorífico, lo que permite prolongar la conservación de bulbos exportables por largos períodos.
“Como ejemplo –dijo López– al evaluar un ajo variedad blanco a los nueve meses de cosechado, con aplicación simple de un antibrotante –hidracida maleica HM–, se puede ver que los tratamientos reducen la brotación al 35% con dosis bajas y a 0% con dosis altas, mientras que en el bulbo sin tratamiento la brotación superaba el 90%”.
Si bien el brote del diente crece durante el almacenamiento de los bulbos tratados “los brotes no emergen, presentan un color crema o amarillento, de aspecto traslúcido y por lo tanto pueden comercializarse sin restricciones”, indicó Burba.

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