Para sacarle jugo a la postcosecha

Técnicos del INTA Famaillá investigan un nuevo desorden fisiológico de poscosecha. Un manejo adecuado, reduce los daños y mejora la calidad del producto.
Guillermo Torres Leal, especialista en frutihorticultura del INTA Famaillá –Tucumán– explicó que durante las campañas de exportación de frutos de limón 2008/09 y 2009/10, “se detectaron síntomas inusuales de manchas deprimidas castaño-claras localizadas en la zona peduncular de la corteza que, posteriormente, tomaban una coloración más oscura durante el tiempo transcurrido hasta el empacado”.
El trabajo –presentado en el XXXIII Congreso Argentino de Horticultura– determinó, un desorden fisiológico denominado “colapso del extremo peduncular de la corteza de fruta cítrica”, dijo el especialista. Para quien: “Esta alteración se presenta en frutos de piel fina provenientes de áreas húmedas y de plantas que han sufrido un estrés hídrico moderado”.
Inicialmente, se produce un “trastorno” de la epidermis alrededor del pedúnculo –una zona con menor contenido de ceras–, sin decoloración, luego “colapsan las glándulas de aceite que decoloran las áreas afectadas”, indicó.
Ensayos realizados en empaques de fruta fresca proveniente de Santa Lucía y Yacuchina –Tucumán–, detectaron que los valores de precipitaciones y de humedad relativa en los meses previos a la cosecha –marzo y abril– fueron inferiores a la serie histórica, mientras que las temperaturas fueron superiores.
Ante esta situación, “un correcto manejo de poscosecha que disminuya la pérdida de agua del fruto ayudará a disminuir la incidencia y la severidad de este desorden fisiológico”, recomendó Torres Leal.
La importancia de lograr un buen producto postcosecha radica en que Argentina es primer productor mundial de limón –alcanza un volumen de 1,3 millones de toneladas– y, dentro del país, Tucumán es el principal productor.


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