Trigo: es posible reducir un 20% las pérdidas de cosecha
La campaña 2011 podría dejar más de 430 mil toneladas de cereal en el suelo y pérdidas de casi U$S 100 M. La estrategia del INTA para evitarlo.
Con unas 4.300.000 hectáreas de trigo a cosechar en la próxima campaña y un promedio de 100 kilogramos por hectárea perdidos durante la recolección, se estiman que quedarán en el suelo 431.600 toneladas de ese cereal, equivalentes a una pérdida de 96,7 millones de dólares. Con mejores prácticas y un aumento en la eficiencia productiva, es posible reducir esas mermas generadas en la cosecha, transporte y guardado de granos.
Así lo comprobó un estudio del proyecto de Eficiencia de Cosecha y Poscosecha (Precop) del INTA, al determinar que las pérdidas por el mal manejo de los granos ascienden al 20%, un valor que puede modificarse con inversión en equipos y capacitación.
“El mayor nivel de pérdidas durante la cosecha está en el desconocimiento de las condiciones adecuadas: cabezales con alimentación por lonas o Draper, velocidad de avance y mejora en los sensores de altura y auto-nivelación”, explicó Mario Bragachini, coordinador de los Proyectos Nacionales del INTA Eficiencia de Cosecha y Poscosecha y Agricultura de Precisión, quien destacó que ajustar estos detalles ayudará a recuperar “unos 19 millones de dólares”.
Para amortiguar estas mermas, Bragachini señaló que la oferta tecnológica de cosechadoras en la Argentina “se vio revolucionada con la llegada de los cabezales con alimentación por lonas o Draper”, formados por un chasis, una barra de corte con sistema de copiado del terreno flexible/flotante y un molinete especial orbital. “Estas plataformas –añadió– son ideales para cultivos con alto índice de cosecha como el trigo, debido a que la velocidad de avance determina la eficiencia uniforme de corte. Con los cabezales tradicionales, la trilla implicaba mayor esfuerzo: sobrealimentación, aumento en el consumo de combustible y pérdidas de granos por cola”.
De ese modo, este sistema posibilita la alimentación con un flujo uniforme y parejo, ya que el material procesado por la barra de corte forma un colchón que ingresa de manera ordenada a la máquina. Así, es posible extender la jornada de trabajo. Además, explicó el coordinador, estos cabezales están equipados con barras flexibles con asistencia neumo-hidráulica regulable y barra de corte doble sincronizada con accionamiento cardánico, sumado a los sensores de control electrónico de altura y auto-nivelación del cabezal.
En este sentido, los niveles de pérdida por cola se pueden disminuir si se controla la velocidad de avance de la cosechadora según cada ambiente dentro de un lote: la máquina aumenta la velocidad de avance en las zonas de menor caudal y la disminuye en las de mayor ingreso del material.
Asimismo, mejorar la eficiencia productiva implica proteger el proceso del principio al fin. Para evitar pérdidas, el cuidado de los cereales también debe prever el guardado de granos, control de plagas y el transporte.
Ricardo Bartosik, del proyecto de eficiencia de poscosecha del INTA Balcarce –Buenos Aires– , indicó que el éxito del guardado es cuidar la bolsa que contiene al grano en un ambiente hermético –sano, seco y limpio y con la menor cantidad de oxígeno (O2) posible– para permitir el autocontrol de plagas –insectos y hongos– que causan, en gran medida, los procesos de descomposición y las pérdidas de calidad y cantidad.
Además, detalló Bartosik, la bolsa debe estar “ubicada lejos de árboles u otras fuentes de roturas, el piso debe ser firme y liso con cierta pendiente para evitar el anegamiento y la entrada de agua al interior del plástico y sin irregularidades ni restos de cultivos que puedan romper la base de la bolsa al estirarse.
nota original
Con unas 4.300.000 hectáreas de trigo a cosechar en la próxima campaña y un promedio de 100 kilogramos por hectárea perdidos durante la recolección, se estiman que quedarán en el suelo 431.600 toneladas de ese cereal, equivalentes a una pérdida de 96,7 millones de dólares. Con mejores prácticas y un aumento en la eficiencia productiva, es posible reducir esas mermas generadas en la cosecha, transporte y guardado de granos.
Así lo comprobó un estudio del proyecto de Eficiencia de Cosecha y Poscosecha (Precop) del INTA, al determinar que las pérdidas por el mal manejo de los granos ascienden al 20%, un valor que puede modificarse con inversión en equipos y capacitación.
“El mayor nivel de pérdidas durante la cosecha está en el desconocimiento de las condiciones adecuadas: cabezales con alimentación por lonas o Draper, velocidad de avance y mejora en los sensores de altura y auto-nivelación”, explicó Mario Bragachini, coordinador de los Proyectos Nacionales del INTA Eficiencia de Cosecha y Poscosecha y Agricultura de Precisión, quien destacó que ajustar estos detalles ayudará a recuperar “unos 19 millones de dólares”.
Para amortiguar estas mermas, Bragachini señaló que la oferta tecnológica de cosechadoras en la Argentina “se vio revolucionada con la llegada de los cabezales con alimentación por lonas o Draper”, formados por un chasis, una barra de corte con sistema de copiado del terreno flexible/flotante y un molinete especial orbital. “Estas plataformas –añadió– son ideales para cultivos con alto índice de cosecha como el trigo, debido a que la velocidad de avance determina la eficiencia uniforme de corte. Con los cabezales tradicionales, la trilla implicaba mayor esfuerzo: sobrealimentación, aumento en el consumo de combustible y pérdidas de granos por cola”.
De ese modo, este sistema posibilita la alimentación con un flujo uniforme y parejo, ya que el material procesado por la barra de corte forma un colchón que ingresa de manera ordenada a la máquina. Así, es posible extender la jornada de trabajo. Además, explicó el coordinador, estos cabezales están equipados con barras flexibles con asistencia neumo-hidráulica regulable y barra de corte doble sincronizada con accionamiento cardánico, sumado a los sensores de control electrónico de altura y auto-nivelación del cabezal.
En este sentido, los niveles de pérdida por cola se pueden disminuir si se controla la velocidad de avance de la cosechadora según cada ambiente dentro de un lote: la máquina aumenta la velocidad de avance en las zonas de menor caudal y la disminuye en las de mayor ingreso del material.
Asimismo, mejorar la eficiencia productiva implica proteger el proceso del principio al fin. Para evitar pérdidas, el cuidado de los cereales también debe prever el guardado de granos, control de plagas y el transporte.
Ricardo Bartosik, del proyecto de eficiencia de poscosecha del INTA Balcarce –Buenos Aires– , indicó que el éxito del guardado es cuidar la bolsa que contiene al grano en un ambiente hermético –sano, seco y limpio y con la menor cantidad de oxígeno (O2) posible– para permitir el autocontrol de plagas –insectos y hongos– que causan, en gran medida, los procesos de descomposición y las pérdidas de calidad y cantidad.
Además, detalló Bartosik, la bolsa debe estar “ubicada lejos de árboles u otras fuentes de roturas, el piso debe ser firme y liso con cierta pendiente para evitar el anegamiento y la entrada de agua al interior del plástico y sin irregularidades ni restos de cultivos que puedan romper la base de la bolsa al estirarse.
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